Evaluación
Si el juego está en la esencia de la vida y el aprendizaje del niño, por qué no evaluar de forma más divertida y lúdica. La evaluación lúdica conecta con los intereses del niño y se mueve al amparo del concepto de evaluación auténtica. No sigamos haciendo creer al niño, como nos dice Loris Malaguzzi:
“que el juego y el trabajo,
la realidad y la fantasía,
la ciencia y la imaginación,
el cielo y la tierra,
la razón y el sueño
son cosas que no están juntas.”
Porque eso es una cruel y desastrosa mentira.
Veamos este ejemplo de examen-tarea.
Hasta los denostados y feos exámenes pueden contagiar algo de color y fantasía. Es para una unidad de Lengua castellana en 2º de primaria. Parte de un contexto gráfico, escrito y audiovisual que rompe con la forma tradicional y se construye a partir de los indicadores de evaluación del tema:
3 problemas a resolver:
1. ¿Cómo integrar la evaluación en el proceso de enseñanza y aprendizaje?
Porque enseñar-aprender y evaluar, en un modelo de formación continua, no son procesos saparados.
2. ¿Cómo potenciar el carácter formativo de la evaluación?
Porque evaluamos esencialmente para mejorar los aprendizajes del alumno y la enseñanza del profesor. No para clasificar, controlar, ejercer poder...
3. ¿Cómo evaluar y calificar objetiva y sistemáticamente sin tener que coger una baja por estrés?
Sé que no hay fórmulas mágicas pero sí buenos caminos: planificar, enseñar y evaluar a partir de los criterios de evaluación; selección variada y rigurosa de los intrumentos de evaluación; evaluar lo importante (que no es todo); evaluar de forma más contextualizada y auténtica; compatir la evaluación: autoevaluación, coevaluación; atrevernos con nuevas metodologías de trabajo porque cambian la evaluación y atrevernos con nuevas formas de evaluación porque cambian la metodología de trabajo.
En la presentaciones, enlaces y recursos de esta página ahondamos en estos caminos que nos pueden llevar de una evaluación del aprendizaje a la evaluacion como y para el aprendizaje. Buen viaje...