Ejemplos de unidades didácticas para primaria
La programación didáctica se concreta en la programación de aula, que no es sino la estructuración coherente y fundamentada de las unidades didácticas de un curso completo. Cada unidad de trabajo contiene los elementos esenciales de la programación que ya hemos visto pero referidos a un periodo temporal que suele oscilar entre 2 y 4 semanas.
La finalidad de estas unidades didácticas no la hallaremos en el tema de cada una: el aire y la atmósfera, los textos narrativos en la tradición oral, unidades de medida del tiempo, la orientación deportiva…, sino en las capacidades, que expresadas a través de los objetivos, criterios de evaluación y competencias básicas, hay que desarrollar y evaluar con estos temas.
Me parece que la mejor forma de ver como las competencias básicas se integran en una unidad didáctica es presentando ejemplos reales. A continuación muestro una unidad didáctica para cada uno de los tres ciclos de primaria. La primera se incluye completa, con la redacción de todos los puntos que la integran. En las otras dos, aquellos apartados, que podrían resultar repetitivos, aun a pesar de las obvias diferencias que la edad impone, no se presentan.
Puesto que soy especialista en Educación Física, ejemplificaré desde ese área, anticipando que el diseño no es distinto al de cualquier otra materia. Con matices propios y elementos específicos, sí, pero la base de una unidad de trabajo no tiene porque ser distinta en un área u otra. Deliberadamente mostramos tres unidades de temática muy diferente para apreciar las variaciones que eso puede conllevar, por ejemplo, a nivel de evaluación. En primer ciclo sobre un contenido tradicional del área de clara naturaleza global: el esquema corporal. En segundo ciclo, nos adentramos en la iniciación deportiva a través de la orientación lúdica. Los retos cooperativos, un contenido esencialmente actitudinal serán el tema de la unidad del tercer ciclo. En los tres casos hemos optado por presentar las unidades ambientadas. Para las tres se ha recreado un escenario de aventura o fantasía que pretende avivar la imaginación del alumnado y su motivación. No significa que haya que hacerlo así forzosamente. De hecho, es más sencillo no hacerlo así. Eso está claro. E incluso hay unidades que difícilmente podrían ambientarse. Pero nos gusta la aventura, la sorpresa, lo fantástico… y a los alumnos también.
Cada unidad muestra deliberadamente también formas de confección diferenciadas. En la primera unidad didáctica, la de primer ciclo de primaria, los indicadores o criterios didácticos de evaluación surgen de los objetivos didácticos y la calificación se establece marcando porcentajes sobre los instrumentos de evaluación elegidos. En esta unidad, los objetivos didácticos están extraídos en su totalidad de los de la programación didáctica, es decir, son una concreción directa para el ciclo, de los objetivos del currículo para primaria. Concreción que se debió hacer en la programación
didáctica y que ahora revierte en la de aula facilitando considerablemente su planificación. Esta es una de las formas de trabajo más habituales y sencillas a la hora de programar unidades.
En la unidad de segundo ciclo, la de orientación, los objetivos ya concretados de la programación didáctica son sólo una guía que ha guiado la confección de los objetivos didácticos de la unidad. A muchos docentes les gusta adaptar los objetivos didácticos del ciclo/curso, al tema que quieren trabajar reformulando o matizando algunos de ellos. Esta unidad es un ejemplo de cómo hacerlo pero sin perder de vista que el referente curricular es
siempre el punto de partida de los objetivos que resulten. Como en la anterior, de las capacidades expresadas en los objetivos, emergen los criterios de evaluación didácticos.
En la tercera unidad, la de retos cooperativos, la fórmula empleada para la evaluación es de nuevo distinta a las otras dos con el objetivo de ofrecer un ejemplo alternativo. Los indicadores de evaluación se obtienen a partir de los criterios de evaluación del currículo (no de los objetivos). Si en la programación didáctica se concretaron los criterios de evaluación del currículo en indicadores de evaluación para el ciclo/curso, ahora simplemente seleccionamos aquellos que interesan para la unidad de trabajo en cuestión. Una vía muy cómoda y eficiente, por cuanto planificamos justamente a partir de lo que queremos evaluar y por tanto, desarrollar. Además de ello, hemos incorporado otro cambio para diversificar todavía más. La calificación de esa unida se obtendrá determinando el porcentaje para la misma de cada uno de los indicadores (no de los instrumentos de evaluación). Calificar de esta forma es más complejo y más objetivo, pues permite asignar a la unidad y a las competencias trabajadas una nota con rigor y precisión. Lo que ganamos en objetividad lo pagamos por el esfuerzo añadido que supone. Habrá por tanto que sopesar hasta qué punto merece o no la pena un sistema u otro.
Como reflexión última antes de empezar a verlas, insistimos en una idea: enseñar competencias es sencillo, lo difícil es ser sencillo. Partir de los criterios de evaluación para planificar puede ser incluso más cómodo y sencillo.
Quede claro que son lo que son, ejemplos, no modelos. Formas posibles entre otras muchas posibles. Nada más.